Conoce sobre la Cirrosis Hepática

La cirrosis hepática es una enfermedad crónica y progresiva que afecta al hígado, caracterizada por la formación de tejido cicatricial que reemplaza al tejido hepático sano. Este proceso deteriora la función hepática y puede llevar a complicaciones graves e incluso a la muerte si no se trata adecuadamente. En este artículo, exploraremos en detalle qué es la cirrosis hepática, sus causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y medidas preventivas.

¿Qué es la Cirrosis?

El hígado es un órgano muy importante. Ayuda al cuerpo a deshacerse de sustancias tóxicas, incluyendo el alcohol y otros venenos.  Produce bilis para ayudar a digerir los alimentos y las proteínas de la sangre. Regula los niveles de otros productos químicos importantes en la sangre. El hígado es un órgano esencial e insustituible del cuerpo. Considerando que, si fallan los riñones se puede conseguir la diálisis del riñón, para el hígado, el único recurso disponible actualmente es un transplante.

La cirrosis es una enfermedad del hígado causada por un daño crónico que conduce a la cicatrización del hígado durante un largo período de tiempo. La cicatrización del hígado puede causar daño permanente y hace que sea difícil para el hígado hacer su trabajo. La mayoría de los casos de cirrosis son consecuencia del abuso de alcohol. Hay también muchas otras causas de cirrosis, como la hepatitis B o C y ciertas formas auto-inmunes, metabólicas y hereditarias de las enfermedades hepáticas.

Los cambios en el hígado que causan la cirrosis son graduales. Al principio se lesionan las células del hígado. Si la causa de la lesión continúa, las células del hígado empiezan a morir y son reemplazadas por tejido cicatricial, llamado fibrosis. Cuando la fibrosis es muy extensa, se llama cirrosis. Este tejido cicatrizal no puede realizar muchas de las funciones del hígado.

Causas de la Cirrosis Hepática

La cirrosis puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo:

  1. Alcoholismo Crónico: El consumo excesivo y prolongado de alcohol es una de las principales causas de la cirrosis hepática.
  2. Hepatitis Viral Crónica: La hepatitis B y C son infecciones virales que pueden causar inflamación crónica y daño hepático.
  3. Enfermedades Hepáticas Grasas: La acumulación de grasa en el hígado, conocida como esteatosis hepática no alcohólica, puede progresar a cirrosis.
  4. Trastornos Hereditarios: Enfermedades genéticas como la hemocromatosis (acumulación excesiva de hierro) y la enfermedad de Wilson (acumulación de cobre) pueden causar daño hepático.
  5. Enfermedades Autoinmunes: Condiciones como la hepatitis autoinmune y la cirrosis biliar primaria implican que el sistema inmunológico ataque el hígado.
  6. Fármacos y Toxinas: El uso prolongado de ciertos medicamentos y la exposición a toxinas industriales pueden dañar el hígado.

Síntomas de la Cirrosis Hepática

Los síntomas de la cirrosis hepática pueden variar desde leves hasta severos y pueden no ser evidentes en las etapas iniciales de la enfermedad. Los síntomas comunes incluyen:

  1. Fatiga y Debilidad: Sensación persistente de cansancio y falta de energía.
  2. Pérdida de Apetito y Peso: Disminución del apetito y pérdida de peso involuntaria.
  3. Fiebre | Náuseas | Vómito

Cuando el daño es severo incluyen:

  1. Ictericia: Coloración amarillenta de la piel y los ojos debido a la acumulación de bilirrubina.
  2. Ascitis: Acumulación de líquido en el abdomen, causando hinchazón.
  3. Hinchazón en Piernas y Tobillos: Edema debido a la retención de líquidos.
  4. Sangrado y Moretones Fáciles: Debido a la disminución de los factores de coagulación producidos por el hígado.
  5. Confusión y Dificultad para Concentrarse: Encefalopatía hepática causada por la acumulación de toxinas en el cerebro.
  6. Hemorroides y Várices Esofágicas: Hinchazón de las venas en el esófago y el recto debido a la hipertensión portal.

Diagnóstico

Una historia clínica cuidadosa es muy importante para el diagnóstico de la cirrosis, con un énfasis en las causas potenciales. El examen físico busca signos de enfermedad hepática crónica y puede ayudar al médico a tener una idea de la gravedad del daño hepático. Los análisis de sangre dan información sobre qué tan bien está funcionando el hígado. También pueden ayudar a encontrar la causa de la cirrosis, por ejemplo, la infección de la hepatitis B.

Una biopsia del hígado puede ser necesaria para un diagnóstico preciso del daño hepático. Se puede obtener una biopsia del hígado en forma ambulatoria (usted no tiene que permanecer en una clínica u hospital durante la noche). Si le hacen una biopsia, su piel se anestesia antes de introducir una aguja especial que se utiliza para ir a través de su piel hasta el hígado. La aguja se utiliza para obtener un pedazo pequeño del tejido del hígado para las pruebas.

Tratamiento

El primer paso importante en el tratamiento de la cirrosis es eliminar la causa, si es posible. Por ejemplo, si usted tiene daño hepático causado por el abuso del alcohol, debe dejar de beber alcohol. Si un virus de la hepatitis, como B o C es la causa, el tratamiento con agentes antivirales puede ser eficaz.

El segundo paso del tratamiento es asegurarse de que su cuerpo recibe la nutrición que necesita. Debido a que su hígado no está funcionando correctamente, usted puede necesitar suplementos vitamínicos y es probable que tenga que cambiar su dieta.

La cirrosis puede causar problemas en otras partes de su cuerpo y estas tendrán que ser tratadas. Por ejemplo, puede acumularse líquido en el abdomen, o puede tener sangrado en el esófago o el estómago. Los medicamentos pueden ayudar a controlar la acumulación de líquido en el abdomen. La cirugía ambulatoria menor puede ser necesaria para tratar el sangrado en el estómago y el esófago. Usted puede necesitar cambios en su dieta especial para prevenir las complicaciones en el cerebro y los riñones.

Si el hígado está muy dañado y no puede desempeñar su función, un trasplante de hígado es la única solución. Si la causa de la cirrosis, tal como el abuso de alcohol, puede ser eliminada o controlada, y si está lo suficientemente sano, un transplante es una opción teórica. Sin embargo, los trasplantes de hígado son muy caros. No todas las compañías de seguro pagan por trasplantes de hígado para todas las condiciones. Además, la espera por un hígado compatible para transplante puede ser demasiado larga. Más aun, si usted ha estado bebiendo alcohol en los últimos 6 meses, usted no será un candidato para un trasplante de hígado. El número de hígados para trasplantes es bajo, y sólo aquellos que han demostrado la abstinencia de alcohol califican.

Dicho esto, es importante que cada ciudadano mayor de edad piense en la posibilidad de ser un donante de órganos.

Si la causa de la lesión se retira y no hay más lesiones, la cirrosis no puede empeorar y las células restantes no cicatrizadas podrán continuar con su trabajo. Usted deberá seguir la dieta correcta, no beber alcohol y seguir los consejos de su médico sobre cuales medicamentos tomar.

Prevención y Manejo de la Cirrosis Hepática

La prevención y el manejo de la cirrosis hepática implican cambios en el estilo de vida y monitoreo médico regular. Algunas medidas preventivas incluyen:

  1. Evitar el Consumo Excesivo de Alcohol: Limitar o abstenerse de alcohol para prevenir daño hepático.
  2. Vacunación: Vacunas contra la hepatitis B y A para reducir el riesgo de infecciones virales.
  3. Dieta Saludable: Mantener una dieta equilibrada y baja en grasas para prevenir enfermedades hepáticas grasas.
  4. Control del Peso: Mantener un peso saludable para reducir el riesgo de esteatosis hepática.
  5. Monitoreo Regular: Realizar chequeos periódicos con un gastroenterólogo para evaluar la función hepática y detectar complicaciones tempranas.
  6. Tratamiento Oportuno: Buscar tratamiento inmediato para infecciones y enfermedades hepáticas para prevenir el progreso a cirrosis.

Protegiendo tu Hígado para una Vida Saludable

La cirrosis hepática es una enfermedad seria que requiere una atención médica adecuada y un manejo constante. Aunque no tiene cura, los avances en el tratamiento han mejorado significativamente la calidad de vida de los pacientes. Si experimentas síntomas relacionados con el hígado o tienes factores de riesgo, consulta a un gastroenterólogo para una evaluación adecuada. Adoptar un estilo de vida saludable, evitar el consumo excesivo de alcohol y mantener un control médico regular son pasos cruciales para proteger tu hígado y vivir una vida plena y activa. Recuerda, la prevención y el tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia en la lucha contra la cirrosis hepática.

Gastroenterología
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